lunes, 20 de marzo de 2023

RESUMEN FOTOPASEUCO POR SANTILLANA DEL MAR

Ring, Ring… un sobresalto se apodera de nuestro amigo que abandona la cama después de un placentero sueño. Comienza la rutina diaria para dar cumplida higiene al cuerpo, que finaliza con un café y un sobao pasiego. Su mochila le espera en la puerta, en su interior la cámara y restos de cachivaches fotográfico y junto a ella, su inseparable trípode. A las 9:25 aparcaba su coche en el aparcamiento del museo Altamira, en Santillana del mar.

De esta manera comenzaba la mañana del pasado domingo 12 de marzo, para muchos de los 47 socios y amigos, asistentes al “FotoPaseuco” que nuestra asociación organizó en el municipio de Santillana del Mar. Pasado el momento de los saludos y la alegría de los reencuentros, abandonamos el aparcamiento para dirigirnos a la entrada del museo, donde nuestra guía Mari Luz, que nos acompañaría durante toda la jornada, nos dio las instrucciones organizativas necesarias para la visita. Nos dividimos en dos grupos y comenzamos a recorrer la prehistoria de nuestra civilización, más concretamente la de los habitantes de la zona.

Muchos de los/as asistentes al “FotoPaseuco”, comentaban con sorna, el parecido de algunas pinturas que decoraban el techo de la Neocueva, con el logotipo de nuestra asociación.  

Las explicaciones se sucedían, y la espectacularidad de nuestra historia como seres vivos, se fue apoderando de nosotros, interrumpida por algún que otro sonido de las cámaras fotográficas al disparar. Casi todos los asistentes se quedaron sorprendidos de las habilidades artísticas de nuestros ancestros y como hace miles de años plasmaban su realidad cotidiana mediante el dibujo y la pintura, por algo dicen que en Altamira se encuentra unos de los ciclos pictóricos más importantes de la prehistoria. Todo ello nos lleva a deducir que la faceta artística del ser humano es algo que llevamos muy arraigado en nuestro interior.

Finalizada la visita, pusimos rumbo al centro del pueblo, donde nos íbamos a sumergir en un mar de adoquines y piedras, plagadas de historias y personajes de la región, y de España. Nuestra guía con sus explicaciones nos trasladó a años pretéritos donde los monjes, nobles, señores y caballeros, encabezaban la cotidianidad de una próspera villa.

Como se recoge en la página web del ayuntamiento, “Los orígenes de la actual Santillana del Mar” se remontan al s. VIII, época en la que un grupo de monjes que llevaban consigo las reliquias de una mártir llamada Juliana, se asentaron en una zona deshabitada cerca de la aldea de Planes, situada a los pies del monte Vispieres.


Esos monjes construyeron una pequeña y sencilla ermita en la que expusieron las reliquias que habían transportado. En ese momento, comienza un proceso de apropiación de tierras, donaciones de los fieles y privilegios concedidos por el reino asturleonés para el fomento de la repoblación de la zona. Todo esto, contribuyó al establecimiento de un cenobio, regido por un abad, y en torno al monasterio se fueron construyendo edificios que servían de cobijo para los agricultores, dando lugar a una villa que tomó el nombre del centro religioso: “Sancta Luliana”, la actual “Santillana” y el apellido Mar tomado de su cercanía al mar.”


Proseguimos nuestro recorrido visitando la famosa colegiata, donde descansan los restos de la Santa. A la salida nos hicimos la foto de grupo, con la suerte de encontrarnos con Jesús Adolfo García que, con su cámara minutera o de cajón, y con la Colegiata de fondo nos repetimos la foto de familia, a continuación, de la mano de Mari Luz seguimos recorrido por las calles principales de la villa haciendo parada en las casonas más singulares, donde los blasones sirvieron de introducción a la historia de los apellidos de mayor relevancia de la villa.



Eran las 2 de la tarde, cuando en la plaza del Ayto. dimos por finalizada la visita a la villa, allí nos despedimos de Mari Luz, nuestra guía, agradeciéndole sus explicaciones y su amabilidad, Gracias Mariluz, seguro que volveremos a coincidir en otra ocasión. 

Una hora para saciar nuestra sed con una cervecita fría, que entonaron nuestros estómagos que ya empezaban a emitir señales de alarma, indicándonos que la comida comenzaba a ser necesaria. Quedamos en el restaurante de “la Posada Camino de Altamira”, donde a las 15:00h. dábamos comienzo a la degustación de unos ricos platos que sentaron de maravilla.

La sobremesa se extendió hasta las 5:00 de la tarde aproximadamente donde las bromas, risas y charlas fueron poco a poco apagándose, para dar fin a tan magnífica jornada.


Y este ha sido el resumen, solo queda agradecer a Mari Luz Quintana Ortiz, su profesionalidad, siempre pendiente del numeroso grupo y atenta a las preguntas y dudas que la planeábamos, también al “Departamento de públicos” y al “Departamento de Patrimonio/Documentación” del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira por todas las facilidades dadas para hacer las reservas y las autorizaciones para poder realizar fotografías en el interior de la “Neocueva”.

Y por supuesto, a todos/das los/as asistentes, por su disposición y compromiso a generar siempre tan buen ambiente, GRACIAS.

¡¡¡Nos vemos en la próxima!!!

 


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